Presentado por la alcaldesa Rocío Cárdenas y Andrea Quintero, hija del periodista, la mesa redonda estuvo conducida por Jesús Vigorra y contó con la participación de Miguel Doña, Mercedes de Pablos y Rafael J. Terán.
El salón de actos del Centro Sociocultural de San Juan del Puerto, acogió ayer un lleno total del coloquio periodístico ‘La huella de Jesús Quintero en el género de la entrevista’ conducido por el periodista cordobés director de ‘La Hora de Andalucía’ de Canal Sur Radio, Jesús Vigorra y la participación de Miguel Doña, director de Radio Huelva de la Cadena Ser, la periodista madrileña con raíces en Andalucía y colaboradora de Quintero, Mercedes de Pablos, y el onubense Rafael J. Terán, coordinador del Centro de Comunicación Jesús Hermida.
En la introducción del acto, la propia alcaldesa Rocío Cárdenas subrayó “estamos ante una persona que permanece en la memoria colectiva de todo un país, posiblemente es que era un humanista y profeta dejando una enseñanza y una huella imborrable que sin duda es el motivo central de esta mesa”. La hija del comunicador fallecido hace ahora medio año, Andrea Quintero, agradeció a los periodistas participantes su contribución al coloquio con el deseo de que la Factoría que llevará el nombre de su padre vea la luz próximamente.
De Pablos señaló de Quintero que fue un padre de la democracia por su idea de libertad, que odiaba los cánones, pero que sentó canon. Era «un gran conocedor del medio, y decidió hablar del sur y desde el sur, en un tiempo en el que todo se hacía desde Madrid» lo que supone en su opinión «todo un mérito». Entre sus logros está la de «una dicción andaluza pero universal, con un acento que sin abandonar sus raíces era perfectamente entendible en Chile o en Colombia».
Además, Mercedes de Pablos destacó la capacidad de generar ‘atmósfera’ y lograr una «intimidad» que «solo se logra en el amor o en un bar». Fue capaz de convertir la comunicación «en una de las bellas artes» y lo hizo con personajes de talla mundial o con los más desarrapados de la sociedad, sabía que «los seres más libres son los que tienen poco que perder» y ponía el acento en ellos.
Por su parte, Rafael J. Terán quiso distinguir entre los dos Quinteros, el de radio y el de televisión, en los que marcó dos estilos diferentes siendo importante para ambos medios. «Cualquiera que iba a verle estaba predispuesto a desnudarse. Se entregaban, se olvidaban del micrófono y de la cámara». Terán considera que en televisión, Quintero era «un gran actor, jugaba un gran papel cumpliendo un sueño».
Por su parte, Miguel Doña aseveró «se permitía licencias que lo hacían más cercano, también utilizaba las miradas como arma para que sus entrevistados dijesen algo más», incluso, recordó Doña de cuando lo conoció, «tenía un halo». Doña también destacó el continuo desafío de Quintero a los poderes establecidos hasta llegar incluso a prohibir la publicidad en sus programas, algo impensable en la actualidad, como también lo es marcar los tiempos como el lo hacía, dejando espacio a los silencios y a las músicas algo que el ritmo frenético de la radio actual no permitiría.
Por último Vigorra también alabó al equipo que acompañaba a Quintero y que él hacía brillar además de la capacidad de hacer «preguntas que penetran».